Si pinchas sobre la imagen siguiente podrás acceder a un mapa conceptual en el que muestra cómo todos estos aparatos y sistemas se coordinan para poder generar el movimiento.
EL APARATO LOCOMOTOR
El aparato locomotor es el encargado de producir los movimientos en nuestro cuerpo. Consta de dos sistemas diferenciados: el sistema óseo y el sistema óseo y el sistema muscular.
El sistema óseo nos permite sostenernos y protege los órganos internos. Es la parte pasiva del aparato locomotor.
El sistema óseo consta de los siguientes elementos:
- Huesos: Son estructuras rígidas, muy duras y ligeras. Los huesos forman el esqueleto, que nos sostiene y protege nuestros órganos internos.
- Cartílagos: Son tejidos elásticos que se encuentran revistiendo las articulaciones para que los huesos no se froten entre sí, además de en otras partes del cuerpo.
- Ligamentos articulares: Son tejidos fibrosos que unen los huesos en las articulaciones y les dan estabilidad.
- Articulaciones: Son los lugares por donde los huesos se unen. Dependiendo de su movilidad podemos clasificarlas como fijas (huesos del cráneo, p. ej.), semimóviles (columna vertebral, p. ej.) y móviles (hombro y codo, p. ej.). Las articulaciones que más nos interesan en Educación Física son las articulaciones móviles. A continuación puedes ver cómo es una articulación móvil por dentro.
Otros músculos del cuerpo, que no podemos controlar voluntariamente, sino que funcionan de forma automática (musculatura cardíaca -en el corazón- y musculatura lisa -el aparato digestivo, en el circulatorio...-) no suelen considerarse parte del sistema muscular. Exceptuando el corazón, los músculos que funcionan de forma automática no son tan interesante para nosotros en Educación Física.
Los músculos son unos órganos blandos que se unen a los huesos a través de unos órganos llamados tendones. Los músculos tienen las siguientes características:
- Exitabilidad eléctrica: Son capaces de responder a impulsos eléctricos.
- Contractibilidad: Los músculos tienen la capacidad de contraerse como respuesta a los impulsos eléctricos.
- Extensibilidad: Los músculos pueden extenderse, es decir, enlongarse o hacerse más largos.
- Elasticidad: Después de contraerse o estirarse, los músculos tienen a volver a su longitud original, es decir, son elásticos.
La siguiente imagen te muestra los principales músculos del sistema muscular.
LA CONTRACCIÓN MUSCULAR
Cuando deseamos realizar un movimiento, a través del sistema nervioso, enviamos una orden a un conjunto de músculos para que lo ejecuten. Detallaremos este proceso en otra entrada del blog.
La orden que llega a un músculo en forma de impulso eléctrico produce que las fibras musculares que lo forman se acorten, con lo que el conjunto del músculo se contrae, es decir, se hace más corto. Al hacerse más corto, el músculo genera una fuerza que se transmite a los huesos a los que está unido a través de los tendones. Se produce así el movimiento en las articulaciones móviles.
La siguiente ilustración muestra cómo se producen los movimientos de flexión (izquierda) y extensión del codo (derecha):
- Músculos agonistas: Son los que, al contraerse, ejecutan la acción principal para el movimiento articular.
- Músculos antagonistas: Son los que deben relajarse para permitir el movimiento articular que generan los agonistas.
- Músculos sinergistas: Son músculos que se contraen para ayudar a los músculos agonistas a ejecutar su labor (fijando la articulación, por ejemplo).
- Flexión de codo (izquierda): El bíceps es el músculo agonista (se contae) y el tríceps es el músculo antagonista (se relaja).
- Extensión de codo (derecha): El tríceps es el músculo agonista (se contrae) y el bíceps es el antagonista (se relaja).
Los grados de tensión, o grado de contracción, en que se encuentra un músculo está constantemente variando en relación con nuestros movimientos y posturas. Nuestros músculos siempre tienen un grado de contracción mínimo, que se llama tono muscular. Cuando estamos relajados nuestro tono muscular disminuye, pero cuando hacemos ejercicio o nos ponemos nerviosos éste aumenta (nos ponemos tensos). Actividades como los estiramientos y los ejercicios de relajación ayudan a reducir nuestro tono muscular y por lo tanto a sentirnos mejor tras el ejercicio.
Las fibras musculares, para realizar el proceso de contracción muscular, necesitan de oxígeno y glucosa. El proceso de la contracción muscular, además del movimiento, genera dióxido de carbono, calor y sustancias de desecho.
En otras entradas del blog mostraremos qué aparatos y sistemas del cuerpo están implicados en proporcionar al músculo oxígeno y glucosa para la contracción muscular y cuáles se ocupan de eliminar el dióxido de carbono, el calor y las sustancias de desecho que se generan tras ella.
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